lunes, 1 de diciembre de 2008

Rutina

Llevo algo más de dos meses licenciada y el no tener apenas cosas que hacer (salvo los quehaceres hogareños) me está matando lentamente.
Todos los días se inician de la misma manera; me despierto (ya sea por los tacones de mi vecina o por las obras que están haciendo en el piso de al lado), desayuno y enciendo el ordenador,con la esperanza de que alguna empresa haya recibido mi curriculum, le haya gustado y tenga casualmente un puesto para mí. Evidentemente, soñar es gratis y todos sabemos que en estos tiempos que corren encontrar un trabajo es una cuestión complicada; bueno, complicada en el ámbito periodístico, que es el que a mi me atañe.
Después de comprobar que en mi correo electrónico lo único que hay son emails amistosos (que se agradecen) o cadenas odiosas e interminables, junto con alguna oferta de trabajo para la que no estoy cualificada todavía; intento leer algún diario digital, con las consecuencias que eso conlleva, pues últimamente no hay noticias amables ni animadas, y siendo hoy el día mundial contra el sida, que no es precisamente la noticia más estupenda del mundo, a no ser que se anunciase el descubrimiento de una vacuna para esta enfermedad.
Total, que tras esto y con el ánimo ya por los suelos, intento buscar algún consuelo en alguna de las muchas páginas que internet me ofrece, y mira que hay, pero al pretender hacer esto todos los días, las ideas y el ingenio se terminan, desaparecen y una acaba mirando la pantalla con cara de gilipollas, esperando la llamada o la llegada del espíritu santo o a saber qué.
Y así pasan los días, hasta que por fin, cuando ya se ha perdido toda esperanza y se tienen los ánimos por los suelos, llega el día en que la rutina va a desaparecer, aunque ¡ojo! es posible que vuelva, pero al menos pasará un tiempo hasta que ese día llegue.
Y bueno al fin una mañana es diferente a las demás después de dos largos meses. Al fin una mañana te levantas con un ápice de esperanza y de ánimo, y al fin una mañana sale el sol y brilla a pesar del frío.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Venga, Lau, que quedan pocas mañanas sin luz...