En Blanco

Llevo mucho tiempo sin escribir ni criticar a nadie (algo inédito e inusual en mí), porque se ve que me he levantado estos días con el pie bueno.
Durante todo este tiempo he estado pensando sobre muchas cosas y en realidad en ninguna, de manera que me quedaba emparrada mirando la pantalla del monitor, como esperando algún tipo de respuesta por su parte. De momento, no he recibido ninguna aunque eso sí, yo sigo insistiendo, porque de vez en cuando, creo, dejarse llevar y tener la mente en blanco es bueno y ayuda a no pensar en las ganas que te entran a veces de matar a alguien, cuando por ejemplo estás conduciendo, tranquilamente y escuchas música (la cual conoces, y te pones a cantar, como en la ducha) , se te cruza de mala manera y sin intermitente, como Pedro por su casa y haciendo creer a todo el mundo que es el amo de la carretera. Lo malo, es que de ese estilo hay mucho por el mundo. Demasiado.
Pues aquí sigo. En mi universo de periódicos que comienzan a ocupar mi mesa, debido a un trabajo para clase. Hasta en eso llevo retraso, y vivo entre cosas pasadas y actuales, como el estado de salud del Fary, el sueldo de Rajoy, el famoso café de 80 céntimos (yo pagué el otro día 1,20 por un bombón) y las ansias del Valencia por conquistar la liga (que ya no son tantas) o la celebración del Valladolid, en su vuelta a primera división.
Pues aquí sigo y aquí seguiré. Sin respuesta alguna, mirando los garabatos que adquieren forma de letras y se unen formando palabras, que a su vez forman frases y combiandas con signos de puntuación dejan paso a los párrafos, esas cosas de las que podemos llenar una hoja en blanco con más o menos sentido para el que nos lee o para nosotros mismos.